lunes, 11 de marzo de 2013

Stuck on memories


Siempre esquivando el destino, e calendario, las horas de nuestros relojes, nos encontrábamos felices, como armando capítulos de un libro recóndito, mágico., Él era un personaje completamente magnético, yo, completamente volátil.
De lejos escuché sus pasos acercarse a la puerta de mi habitación, su felicidad y el movimiento contento de su cabeza, su cabello a la par del viento que movía las cortinas de mi habitación esa mañana, mientras él abría mi puerta con sus elegantes brazos pasó en silencio a acariciarme el rostro  y mientras yo lo contemplaba caímos juntos en un sueño.
Lo que cabía en esta historia no tenía nada que ver con lo terrenal, y los dos lo sabíamos, por eso nunca nos preguntamos por nuestra suerte o nuestra fatalidad. 


¡Qué extraña plasticidad hemos desarrollado para crear una sensación! Las calles amarillentas, el ruido incompleto de los autos, el atardecer pasmoso, el murmullo de las aguas avanzar por debajo de las alcantarillas, el inocente escenario a merced del inocente tiempo, el poder de los efusivos grandes ojos negros de Gabriel, las cortinas de mi habitación esa mañana.Todo eso me hacía revolver el estómago, todo era tan celestial y yo lo sabía en ese momento, pasé recordandole todo el día, aquel día, y ahora lo convertí a ese momento lo suficientemente magnante y poderoso como para poder dejarlo ir. Él siempre fue demasiado sublime y lejano como para poder apoderarme de él, nuestro amor fue algo intocable, intangible, incorpóreo, irreal, como para lograr describirlo, como para poder sustituirlo.



 - Me hará la naturaleza un hombre por fin?






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