martes, 13 de septiembre de 2022

Jardines Colgantes


Plantas y lámparas,
Sonreiríamos,
nos miraríamos,
Ahora más que esos truenos,
 lo que se oíría con más fuerza,
sería el canto del vino que vos elegiste.
Jardines colgantes
Tal como Eros, que no se deja ver por su amante Psique,
armaríamos talleres de artes infantiles con ellos
en una poética de miradas esquivas aguardando una tormenta
en un idioma de indios dormidos, 
Jugaríamos,
Inagotable.
 

domingo, 11 de septiembre de 2022

Filipenses

“Erdosain sabía que era un ladrón. Pero la categoría en que se colocaba no le interesaba. Quizás la palabra ladrón no estuviera en consonancia con su estado interior. Existía otro sentimiento y ése era el silencio circular entrado como un cilindro de acero en la masa de su cráneo, de tal modo que lo dejaba sordo para todo aquello que no se relacionara con su desdicha.”
Los siete Locos, Roberto Arlt. 


    Los filipenses, ex -internos carcelarios, parecieran estar atravesados por todo el desecho social: la sumisión absoluta, el descarte humano, la exclusión social, la ignorancia total, la entrega hacia la autoridad como una verdad. El miedo, la culpa, la segregación hacen de rostro.
    Gente rota. La idea que circula en nuestro país ya no es la del del granero del mundo como en la década infame, ahora es la de la utopía del país inclusivo, dador de derechos. Leyes a medias. Se crean instituciones y se emiten las fotografías. Luego se olvida. Una seguidilla de complicaciones para las personas que cuando salieron de sus cárceles se encontraron con una realidad deteriorada y vulnerable: peores condiciones, incapacidad para soportar las clases sociales: desocupación, aceleración de alguna enfermedad, discapacidad, situación de calle, aislamiento, adicciones, una pobreza desoladora. Conocen bien los arrabales, las miserias, la operatoria del sistema, intuyen que están bajo un yugo, y lo respetan.
    Así fueron recorriendo una nueva década infame: pidiendo auxilio en las instancias públicas. Puertas cerradas. Lo que se gasta en las instituciones de salud pública, lo gozan aquellos que se supone, los cuidan y los custodian: trabajadores de la salud, trabajadores de las fuerzas. Mientras el Estado nos da lasagna para continuar la vigilia por los enfermos, los enfermos consumen una sopa desabrida que tiene sabor gracias a los sedativos. Con Jorge, en un episodio de descompensación, debimos esperar en la guardia ocho horas. La clasificación “triage” que determina los niveles de urgencia para pacientes en las guardias no contempla personas en situación de calle. La jerarquización de beneficios “públicos”. Una denuncia al INADI, un pedido de intervención al Ministerio de Desarrollo Social, un pedido de internación al Hospital de Fátima -donde el ex – interno es ya paciente- llamados al comando policial, todos remiten la problemática a otro organismo, bajo el mismo concepto: están abarrotados de demanda, no pueden atender a personas en situación de calle.
 
    Jorge, un ex -interno carcelario en situación de calle (dónde si no...), comenta que un día se despierta desorientado, sólo el frío lo despertó. Mira alrededor y ve una “panza enorme, una embarazada”, en su confusión solo percibe que está acostado en un recipiente de metal en una institución pública. Se levanta, y golpea una puerta: estaba en la morgue del hospital Madariaga. Cuando se percata, la “panza enorme” era un cadáver que por descomposición hincha el cuerpo producto de los gases gástricos y la putrefacción. El hospital al despedirlo con las palmaditas al hombro tambien le da un vale gratis para almorzar en el comedor de la institución, sin embargo como su organismo no podía recibir comida sin antes tomar bebidas, bajó unas cuadras, y compró alcohol.
    
    Estos ex internos saben de su condición, saben que no salieron ya “restituidos”, pero no les interesa. Arlt, visionario de la época, relata las vivencias de estos segregados en plena década infame. Trabajos precarios. Estigmas insoportables. Una decadencia que solamente dibujada con la arquitectura poética y relatos hilarantes se podría digerir. En el trajín diario, a algunos les alcanza con encontrar una bombilla para el mate, o regatear alguna yerba o cigarrillos, mientras la forma de pedir es siempre la misma, un decoro demasiado exagerado para su despilfarrada y sucia vestimenta, y las miradas son siempre las mismas, o los ignoran, o les chamullan chabacanamente con un "vo sabe que no tengo nada che". 
    Encontré en los muchachos del Centro Carcelario y Hospitalario, una desolación propia de esos dias de atardecer, que ensordecen los sentidos y enlentecen las palabras. Las puertas del galpón se abren de 8am a 22 pm para que ellos dejen sus camas apoltronadas y llenas de humedad, para que puedan salir a la calle y buscar un trabajo, recorren la ciudad, buscan esa alianza con la comunidad que todavía ofrece poco, con la misión de reinsertarse. Para los vecinos y transeúntes del galpón, nada es suficiente: los ignoran, los prohíben en ciertos comercios, no les aceptan "changas" o no les dan trabajo.
    También se reconoce en ellos como si gravitara una fuerza opresora desde adentro, una especie de culpa. Dice Marcelo: “Yo cometí el peor acto que una persona puede cometer, yo estaba tomando con mis amigos, y quedamos sin plata. Tuve que ir hasta la casa de mi papá, y lo maté. Le robé el dinero, y seguimos tomando hasta el otro día”. Hoy se refugia en la fe, en un “padre” que todo lo perdona. En la restauración de aquella función paterna con la que todavía siente que tiene que saldar sus deudas, pero como si fuera un castillo de naipes, se desmorona cuando cuenta sus experiencias.
    Un día sentados fuera del galpón hacia la calle, estaciona un auto y nos trae una caja cerrada, la abrimos y habían cien facturas. Lo divertido del momento trajo tarde de confesiones, secretos, risas y un encuentro con lo más propio de ellos, episodios psicóticos, intentos de suicidio, un suicidio dentro del galpón, ver al 107 llegar constantemente al galpón, los oficiales de la policía ya llegan conociéndonos a todos, para trasladar a alguien o traer a alguien nuevo. El día de “las facturas”, entre secretos confiesan que Mario no es bien recibido dentro del galpón, se está convirtiendo en pastor de una iglesia, y lleva la “palabra”, a los penales todos los viernes. Mario tuvo condena de 18 años por violación de un menor. Entre ellos, también reproducen cierta lógica e imprimen ciertas marcas.
    La impotencia orbita en el galpón: no saben hasta cuándo, no saben después qué, hay un mientras tanto insoportable, un gran otro ausente, solo saben eso. Constantemente repitiendo una lógica que los está llevando a la muerte en algunos casos. Una impotencia como síntoma que bien expresa la relación Estado Vs. ex internos, la impotencia de una ley incompleta, la impotencia hacia la imposibilidad de escapar de ese Otro que lo nombra, y lo sigue reimprimiendo. Se vuelve una suerte de “guerra” económica y social donde continúan criminalizándolos, y metiéndolos en una nueva marginalidad, dejándolos bien en claro que nunca, nunca van a alcanzar los estándares posibles de inserción. Una moderna manera de exterminar sin las balas, la mano dura o la represión.


 



- Yo te espero. 

lunes, 11 de julio de 2022

Sueño "Fin de la Era"


Veía desde la ventana un departamento, la ciudad y su mal tiempo, muchas repisas en ese lugar atestado de gente, las nubes seguían cargadas y amenazaban. De pronto cae una repisa por el viento. Yo intento acomodar las blancas esculturas caídas hechas de arcilla con la cabeza de Freud y Lacan en la repisa. Y acomodaba de un lado a otro, porque no se mantenían en su base, hasta que suena el timbre y comienza mi hora y empiezo a dar clases, yo estaba frente al pizarròn, mientras guardaba esas esculturas arriba de un armario, y alado de la puerta pasa él, que terminaba su hora, él daba clases de 8 a 9, y a las 9 entraba yo. Me dice bajo y en el hombro: no me gustaron las esculturas. Yo quedé perpleja y seguí dando la clase, mientras veo a Teo y a Walter dando clases del TIF. 
En ese momento, doblábamos muchas telas en partes y partes y esas partes las volvíamos a doblar en más partes. Eran telones inmensos, Cris me cuenta -en medio de mi perplejidad o embotamiento, quizas por intuición- que ella estaba embarazada y yo de pronto me puse inexplicablemente muy feliz. Había mucha gente en el aula,  se parecía a la escuela incial donde yo había cursado mis estudios primarios, y tenía una cantidad innumerables de habitaciones y piezas y pasillos, como un laberinto con muchas escenas dentro de otras. 


Yo empecé a relatar la primera parte de la clase y decía (mientras veía) "si vas caminando hacia el baño y justo te ganan de mano, si ves un tipo descalzo arreglando una vidriera y te queres llevar sus zapatos que están afuera cuando justo otros te ganan de mano, este mundo está mal, mal. Cuando tenes que ir al salón central para preguntar que está ocurriendo y te resbalas, y escuchas  que pasan cosas feas cuando meno esperas, y te sentis atrapao, y te ganan de mano, este mundo está mal, mal.".
El edificio donde estábamos mientras yo daba la clase se volvió perturbador, lleno de ruidos, parecía estar sucediendo un terremoto, se abrían las paredes, las paredes se daban vuelta, enteras, todas las paredes de ese laberinto donde estábamos giraban, y  luego salió dentro de una de esas paredes un sol enorme que lo iluminaba todo, y que anunciaba el fin de la era de piscis para entrar en la era de acuario. Yo le miré a Belén, y le dije eso con tono de revelación. Corrí hacia atrás, buscando donde entrar y recordaba mientras corría, unas supuestas escrituras que eran las mismas que yo estaba narrando en la clase, y que en retrospectiva decían: "algunos intentaran meterse en los baños, al no dar allí intentaran con el pozo pero allí yacerán, otros intentaran que se abran las paredes pero allí solo el Sol cabe, otros volverán a los pasillos intentando quitar el calzado a los descalzos, pero tampoco allí hallaran la solución. Y sólo verán cuando miren en el edificio vecino, el Paraguay."
Allí comprendí todo, que finalmente sucedió el fin de la Era.
Se oían gritos desde el "edificio vecino", donde allí también la gente estaría sintiendo el fin de la era. Yo seguía buscando escape, no el pozo me dije, allí vi lanzarse a una mujer desesperada, y quedó enterrada en el barro seco y duro porque ese pozo no tenía agua, era un aljibe viejo y desmembrado que desde lejos hacía ilusión óptica para atrapar a los desesperados. No el pozo, no los pasillos, allí en el Paraguay deberán subir, o lanzarse. "Solo el Sol cabe."
Allí me dirigí, hacia esa imagen de la Puerta del sol, y me lancé allí, al Paraguay, y caí en un pueblo que se estaba inundando y la gente se iba perdida con la corriente, yo me sumergí en el agua y me prendí por una mujer que se ahogaba. Desde arriba caían más personas, como lluvia, caían unas tras otras, hombres y mujeres con rasgos indígenas, lo más primitivo de la zona, algunos parecían jesuitas, todos ellos eran los únicos que sabían lo que estaba pasando, que era el fin de los tiempos, que debían lanzarse a las aguas del edificio vecino ya que tocando una sola gota encontrarían el ingreso a la nueva Era, ellos intuían cómo había que hacer las cosas. Pero nsotros, los que veníamos del otro lado yacíamos desorbitados. Pensé en Carlos y en las esculturas. No podía imaginar dónde se hubiera metido pero lo intuía salvado. El tiempo más se descomponía. Encuentro a Papá y me pregunta qué había pasado con las construcciones, y yo le contesto que no pudieron abrir la cerrradura porque quizás no tenían llave, o la puerta no se dejaba abrir y allí cuando pronuncié eso, nos miramos entre los dos, como diciendo ¡Qué desperdicio! La inundación tiró abajo árboles y esos árboles y troncos generaban una corriente que lo arrastraba todo. Escuché: "Los que queden de pie y aguanten la violencia de los tiempos serán los elegidos, y sólo en retrospectiva entenderán el camino".


Empezó a descampar y llegamos a la nueva era donde nos salvamos, una voz desde el cielo dijo que el fin de los tiempos traería agua azul. Todo lo que sea líquido será azul, y en esa nueva era solo habría agua. En ese mismo instante, veo salir de casa, inocuos e inmaculados a Pablo y Florencia, y miran sorprendidos el paisaje de la inundación, y yo les dije ¡Cuidado! que cuando pisen el agua azul ya serían miembros de la nueva era, y se sumergieron hasta los hombros, y se fueron caminando con el agua hasta los hombros como hacia Paraguay para ver qué había pasado. Allí se iban los dos, como bautizados, "yendo en retrospectiva para entender el camino".
En el sueño, todo nuestro pasado había quedado sepultado, y solo la inocencia de saber que nos deparaba la vida podría salvarnos, sólo la inocencia.




- Este sueño lo tuve hace exactamente un año atrás. Cuando desperté ese día comencé a escribirlo sin parar, la reconstrucción -estimo- habrá durado más de lo que el sueño. Aún siento perplejidad por algunas escenas de ese sueño, aún un año después.

martes, 31 de mayo de 2022

Rebote

 Qué hay sin el recuerdo... 

Siempre he pertenecido a este lugar

símbolo de regreso y armonía.

Cómo no dejar rastro alguno de su prosa luego,

si los cuchillos también han dotado de un ritmo a tu lengua.

No duerme jamás.

Latente siempre por tu caída que es bienvenida.

Encuentro de las palabras que se consumen por decir,

se entrecruzan con memorias,

responden al tejido visceral,

el arte rebota en arte,

y si estoy segura, 

crea una dosis que alimenta el 'aleph'.


domingo, 6 de febrero de 2022

Nuestro Borges platónico

texto realizado en mayo de 2016

¿Y qué lugar ocupa el hombre en la sociedad? ¿Y quién debe gobernar? Las inquietudes que sobrevolaban por la mente de Platón, que vuelven a intalarse en nuestro discurso cotidiano más que nunca. 
Hubo alguien que dijo alguna vez que todos los hombres somos platónicos o aristotélicos. 

Platón por su parte, amante del orden, del mundo de las ideas, en una época muy política también trata de situar al hombre (y a los diferentes "tipos" de hombres) en su espacio adecuado.  Así iba identificando las diferencias entre los hombres y los iba ajustando a cada uno "en el lugar que mejor le quepa", para que la sociedad funcione y adquiera cierta armonía. 
Platón para reunir ciertas condiciones y edificar tal sistemática filosofía facilitó herramientas para acondicionar un modo de pensamiento, entre ellas, un cierto manejo de la microscopia de las ideas, la catalogación de las cosas sobre la tierra (a partir del cual se organiza toda la diversidad), el armado del arquetipo que diseña el resto de las cosas y la simbología del universo.


- Borges en su Golem:
 «Si el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras rosa está la rosa,
y todo el Nilo en la palabra Nilo.»

 A través de la experiencia con el lenguaje, con un fin político, Platón parece establecer ese orden y esa reflexión necesaria para que el mundo se hiciera más justo y habitable, en el que los más sabios debían gobernar, siempre y cuando hubiera censura a los poetas, se prohibiera de propiedades y capital a los guardianes (trabajadores del estado), y se recurriera al uso de mentiras piadosas al pueblo. Colocando a la educación constante de sus miembros como eje fundamental para que ocupen posiciones de liderazgo, él consideraba que se fomentaría una sociedad bien ordenada y justa donde cada uno tendría lo que merece.
Hoy, en el habla popular se pone en tensión el lugar que ocupa el hombre argentino. No es casual que Borges por su historia haya ido situando dos linajes, por un lado las historias de los guapos y compadritos, cuchilleros y gauchos que orgullosos defienden una tradición y una memoria en los albores del 1900, una argentina "plagada" por la llegada de los  inmigrantes bajo el lema 'poblar es gobernar'. En Borges, el habla popular parece poner en cuestión el estereotipo de su obra literaria, y hoy esa voz que nos llega y nos "lega" constituye una historia de un sujeto que es quien es por las ideas que tiene y las representaciones que posee.
Por otro lado, en la dicotomía borgiana, tambien se sitúan no solo los gauchos y los chuchilleros -los crotos hoy en día- sino también los eruditos y los lectores de la biblia, una posición aristocrática que era movida por la necesidad de ordenar el caos, ante aquella figura amenazante: los sectores populares.
Parte de esto, se puede dar cuenta en un cuento muy hermoso de Borges, llamado "Insomnio", donde el hombre sin poder dormir es acorralado por las imágenes que se le vienen a la cabeza y dice "deben de ser de acero, las paredes de mi mente, para poder soportar todo eso que les voy poniendo adentro", dando esa sensación de movimiento ilustrado, traído del iluminismo elitista donde el conocimiento es acumulable y para unos pocos afortunados.
Allí encontramos un hombre situado en una historia donde su memoria limpia es apabullada por el Otro, por lo peligroso y primitivo, aquello que es necesario esconder y de lo posible matar.
Para esto, en esa etapa de cuentos de matarifes y rufianes, Borges, en un descuido platónico, parece acudir no solo semántica (en cuanto al significado de sus cuentos), sino sintacticamente (en cuanto al orden y relación de las palabras y su función en cada oración), para lo cual se entrega a la clasificación, a los mapas, a las leyes de buscar una técnica perfecta para describir aquello exactamente para lo cual escribía, que fue el resultado de esos cuadernos llenos de gabaratos y lineas gráficas que se conservan en los museos, y que se sabe que conectaban unas ideas con otras, un rasgo muy borgiano.
En Aleph, se conoce que Borges usaba una técnica literaria llamada "Vi", en donde utiliza una enumeración caótica pero con un orden totalizador, sin ayuda de la cual no podría haber escrito el poder del hombre Vs el poder del infinito, representada por aquel punto que contiene a todos los puntos del universo, pero siempre siendo un hombre del linaje ilustrado que es capaz de controlar el mundo.

Es en ese entramado filosófico de reflexiones platónicas ya  descubiertas por un jovensísimo Borges, se podría ir leyendo la historia argentina escindida socialmente. 
En esa literatura donde se sitúa esa dicotomía, los salvajes en palabras de Echevarria, -los federales-, por otro lado los eruditos, los lectores de la biblia, -los unitarios.; o desde el pensamiento sarmientista, también muy platónico: la civilización y la barbarie. 
Platón, cansado y viejo, parece ser que en sus diálogos de vejez, cuando escribe su República, ya habiendo renunciando al poder inherente del lugar del hombre recurre al poder de las leyes por un ordenamiento jurídico, válido y ordenacista que pudiera dar fin al caos, ya que es aquello de carácter legal, ilustre y aristócrata lo que aterra y molesta a lo pulsional y popular, bastante freudiano y cuando no más lacaniano.

Hasta acá nos preguntamos ¿Quién debe gobernar? ¿Cómo está plasmada la realidad en la ficción? ¿Podríamos conformarnos con decir que mediante la capacidad de la literatura de convertirse en praxis es que se convierten en instrumentos para analizar la realidad? ¿será ésta luego instrumento nuevamente para ser revisada pero el sentido original del enfrentamiento constante de dos sectores altamente distinguidos siempre? ¿estará exento de todo análisis profundo? Y es así como la pregunta seguirá apareciendo...
Se puede ver que ambos autores, intelectuales, eruditos, se abandonan sin tapujos al poder de las leyes, esto es, un instrumento que prevenga, condicione y prediga de ser posible, cierto accionar del otro. 
Se deja entrever un aspecto totalitario insoslayable en ambos donde los aterra lo popular y soez de la sociedad. 
Nos golpea la puerta la analógica dialéctica del amo y el esclavo ya tuneada por Marx, pero aún en incipiente despertar por aquella síntesis donde ya no habrá clases. 



- Plaza de Mayo, como todo lo reprimido,
vamos a volver.