lunes, 25 de febrero de 2013

Inalcanzablemente brillante




Acostada sobre la hierba sentía otra vez uno de esos llamados hacia mi ser, sobre el húmedo y verde pasto y con la mente descansada sobre la divina majestad del cielo que no sólo no traía ni una nube sino ni un pesar, a medida que el cielo se limpiaba, se limpiaba y se purificaba mi corazón, amedrentado y sacudido con el pavor del último invierno, tal como la humedad de los azulejos que luego del baño descansan del calor y del encierro.
Se reunían en mis grandes sentimientos, iban y volvían, y me dejaban un estado particular, algo así como feliz, con la calma que sólo la naturaleza sabe entregar y con la mente y el corazón feliz, me puse a recordar aquellos embriagadores y brillantes momentos de mi vida. Recordé a él, sentado a mi lado hablando, me iba fundiendo en todo lo que decía ese personaje, a él permaneciendo al lado mío, y al eco que me producía esa situación, un eco y una resonancia que me remontaba a otro plano, a otro espacio, a ese otro mundo creado por él con todo lo que me decía y que ahora lo estaba compartiendo conmigo.
Yo mareada por él, y él, insistente, ansioso, inquieto, me levantó de ese sillón cómodo y opulento para traerme hacia su cama. Empezamos a besarnos, yo me sonreía por dentro, en silencio y secreto, como siempre. No nos detuvimos ni un segundo, ni siquiera para pensar si estábamos  seguros y dispuestos de llevarlo “hasta el final", de hecho, ni siquiera yo pensé si estaba dispuesta a hacerlo, sé que llegué hasta ese momento con la mente alucinada por la belleza de la cuidad, por el hermoso día que hacía y por el futuro de esas horas junto con él, en ese mundo nuestro que me era cada vez más conforme y aceptable. Apenas podía sucederle con mis movimientos lentos y acompañándole fui siguiendo su ritmo, sus besos y sus rincones, que entre mis sueños y mi lucidez, ya me eran más familiares. Cuando nos dimos cuenta nuestra ropa aparecía desparramada por toda la habitación, y esa habitación húmeda, fresca, y con cortinas casi transparentes que el viento movía perezosamente, nos dejaban ver el alejado día que hacia fuera, mientras nosotros ahí, ocupados y escondidos en un lugar marchito y secreto del mundo.
No hablábamos, porque cuando él hablaba yo no entendía, me desorientaba, su grandiosidad me mareaba, y cuando dejaba de hablar yo escuchaba un tren pequeño y antiguo partiendo viaje, sentía mis entrañas tristes, y era como comenzar a exiliarlo. Cuando su boca comenzaba a moverse nuevamente, salían aquellos ecos en el aire, el volvía su lenta vista hacia mi, y mientras hablaba dejando salir esos círculos me miraba concentrado, seguía hablando, aquél día permanecimos largo rato reposados en penumbras, a la conquista y exploración de algo profundo y espiritual que estaba a punto de ocurrir, mientras nosotros allí, tan quietos y juntos como desesperados, notando como aparecía lentamente una energía líquida entre nosotros que cada vez era más difícil de sostener.

Ahora, la felicidad y la gratitud que sentía hacia la naturaleza, y sus rayos apuntándome directo al alma me producían algo muy parecido a la eternidad, a la fascinación, y a la inmortalidad, sí, se reunían en mi grandes sentimientos, iban y volvían, y me dejaban nuevamente un estado particular, algo así como feliz. Bajo la florecida primavera consideraba lo feliz que realmente había sido en mi vida, y qué grata en realidad era la vida trayendo a golpe de vista esos reflejos, esas ráfagas de felicidad que ya están en el pasado y que parecían reencarnar en el presente, en vivo y en directo. Cuando acababa esa dosis de felicidad que traía del recuerdo, y cuando alguno de los grillos y el movimiento del viento sobre la copa de los árboles me distraían de mi ensoñación, me daba cuenta despiadadamente que en todo este tiempo no había podido sacar ni siquiera un rastro de esencia igual a la suya, y que no concebía modo alguno de compararlo a él, con nada, incluso a la par de seguir viendo y visitando sus sombras y sus parecidos. Sólo evoco que aquél día ya cuando atardecía y no había más nada que hacer sobre la hierba, pensé:

                          -Tu, incluso en el recuerdo, inalcanzablemente brillante!

4 comentarios:

  1. "Las primeras oraciones son puertas a mundos."

    ★ Los escritores saben muy bien que las primeras lineas son las mas importantes, son las que atraparan al lector, las que haran la gran presentacion, por eso quiero ser yo quien de comienzo a este nuevo libro que sera escrito por una persona muy especial que escribe con el alma ,Mary tu puedes hacer magia mejor que los magos ,porque puedes transformar lo intangible e invisible en algo que si lo es plasmando en papel los sentimientos mas profundos y verdaderos.★

    Te deseo un blog lleno de creatividad e inspiracion.
    Con mucho cariño, tu primer fan

    Jacob Cohen ♥

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    1. Jaquito!! Qué alegría! Qué alegría tengo, hermosas tus palabras! Gracias por seguir esto que hago, que me encanta y hasta podría decir que es lo que más me gusta hacer... Gracias por ser el primero, vos y tu numero 7... ¡cuando aparecen me traen mucha felicidad! Te mando un abrazo enorme, vamos a ver que sale de esto, hay mucha tinta, y no te sorprendas si te nombro, ráfaga de inspiración.

      Besos! Mi primer fan!

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  2. Estimada, felicitarla por su capacidad poetica y siga apostando a las palabras.
    Tambien felicitarla por el blog. esta especie de arte virtual que nos permite hacer literatura rapida pero no menos sentida.
    La leo.
    Gracias por sus comentarios del cuento nuevamente.
    Seguimos por aqui.
    Prof. Gastòn.

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    1. Gracias profe! Es un agrado muy grande, muchas gracias por su comentario. Esto del blog está muy bueno si! No entiendo mucho aún pero iré colgando cosas, fragmentos de cuentos y escritos, está bueno poder compartir con gente que le interese, así que gracias de nuevo!
      Saludos!

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